San Antonio

Ubicada en la Colina de San Antonio. Capilla colonial Construida en 1747 por la generosidad de "un hombre providencial, Juan Francisco Garcés de Aguilar, avecindado en Cali, quien donó dos cuadras en largo y otras en anchura de sus tierras del Cabuyal para la capilla de la Colina de San Antonio". Es dirigida por las religiosas de la Orden de las Clarisas, monjas de clausura. 

Dominando el sector más bello de lo que se conoce como "Cali Viejo", en lo alto de la loma que lleva su nombre, está la capilla es una auténtica reliquia colonial. Junto a la tradición religiosa del sitio, es valiosa por su altar mayor de estilo barroco, por la autenticidad de la época de sus imágenes y por sus viejas campanas. La blancura de su fachada contrasta con el verde la loma, que se conserva intacta, convirtiéndose para los caleños en uno de los lugares de mayor concurrencia y reposo. Desde su fundación, como un homenaje al santo de Padua.

El Barrio durante el Siglo XIX y XX 

La población del barrio empezó a hacerse visible a finales del siglo XIX y comienzos del XX, con familias humildes procedentes principalmente de los departamentos de Cauca y Nariño, pero también con inmigrantes del mismo Valle del Cauca, en su mayoría desplazados como consecuencia de la Guerra de los Mil Días, que empezaron a poblar la pendiente norte de la colina, y más tarde, la sur. En un inicio, estos nuevos pobladores ocuparon predios de pequeño tamaño en comparación con las tierras de la cofradía y las casas de la parte baja, alzando sus hogares en un inicio con guadua y paja y luego remodelándolos con bahareque y techos de lata. Las calles de aquel entonces eran de piedra y totalmente destapadas, en su mayoría los habitantes del barrio criaban animales, sobre todo gallinas y gallos, que se paseaban por los solares de las casas e inclusive por la calle. 

Arquitectura 

San Antonio es famoso por su arquitectura, sobre todo por sus casas. Una casa típica tiene por lo general uno o dos pisos, con zaguán y un patio central o principal con piso de piedras de río y una pilastra de madera en sus cercanías; un segundo patio contiguo a los baños y la cocina, y un amplio solar donde no es raro encontrar árboles frutales. Sus fachadas son de paredes gruesas con vigas de madera, las ventanas características del sector llevan rejas de madera o hierro, de cuatro alas de las cuales dos, las más altas, permanecen abiertas; la puerta principal es doble y con mirilla. 

Estas casas, más comunes en la zona baja, se continúan con las casas de «La Merced» de forma imperceptible. En la zona alta las casas solían ser de bahareque y techo de zinc, y se identificaban con zonas populares o marginales. Las más antiguas se ubican hacía el lado de El Peñón, muy cerca a la casa de Jorge Isaacs. Ninguna casa del sector que se considere tradicional cuenta con un antejardín, pues el contacto con la naturaleza se esperaba tener en el solar, donde estaba el bosque de árboles frutales. 

Actualmente la capilla es muy concurrida por turistas y habitantes de la misma ciudad por su mirador y en las noches donde la capital de la salsa se viste de luces resaltando su belleza y a sus alrededores se observa variedad de locales de comida.

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